Transición energética e hidrógeno de bajas emisiones  

Transición energética e hidrógeno de bajas emisiones  

El país por contar con enormes reservas de carbón mineral, podría contemplar la transformación del carbón, en hidrógeno azul, aunque para su obtención se requiere capturar y almacenar carbono, razón por la cual algunos expertos consideran que el hidrógeno «limpio», además de considerar el hidrógeno verde, también comprende el hidrógeno azul.

Al tiempo que el cambio climático y la crisis energética tras la guerra, obligan a la U.E. a implementar acuerdos y estrategias ineludibles, no sólo para avanzar en eficiencia energética y energías renovables y hacia la descarbonización y políticas de soberanía energética; también para el caso colombiano le exige al país mirar alternativas de medidas regulatorias, para una transición energética con visión prospectiva, tal cual se propone Chile cuyas metas le apuntan a convertirse al 2050 en un referente mundial de hidrógeno verde.

Aunque históricamente, el hidrógeno se ha obtenido usando energía eléctrica o combustibles fósiles para hidrógeno azul, actualmente su producción de hidrógeno verde con energía solar y eólica que es la fórmula más amigable con el medio ambiente, es la apuesta global para “descarbonizar” un 25% como aporte a la reducción de emisiones para 2050. Por ello además de la descarbonización de la economía, la independencia energética que ahora más que nunca le pasa factura a quienes no la poseen, son dos objetivos estratégicos para el futuro de Europa.

Se estima que para 2050, al tiempo que la tecnología permite una considerable reducción del costo de producción de hidrógeno verde, con los objetivos de neutralidad en carbono rubricados por 185 países, aumentará diez veces la demanda global de este combustible limpio que reemplazará el uso de los combustibles fósiles, que en el caso colombiano deben entrar en transición buscando una solución que permita mitigar el cambio climático de forma efectiva y eficiente sin afectar la inversión para no sacrificar el desarrollo y crecimiento económicos.

Hace un año, durante la Semana Europea del Hidrógeno, además de lanzarse la Alianza internacional con 1.500 miembros de todos los sectores para unir ideas e iniciativas con posibles inversiones, y de anunciarse 600 proyectos que serían operativos en 2025, también la Unión Europea anotó que en una coalición de países, cuyo propósito es consolidar el sector energético del futuro en Europa, se le está apostando a crear 100 valles de hidrógeno verde en todo el mundo, mediante proyectos que reúnen producción, transporte y distribución.

En España, por ejemplo, existen múltiples proyectos de valles de hidrógeno verde en los que participan diversas compañías energéticas como Enagás, cuya pretensión es convertirse en un aliciente para la reindustrialización, con desarrollo sostenible, transición justa y creación de empleo de calidad local. Estos son algunos de los más relevantes: entre ellos, Green Hysland en la isla de Mallorca, el Valle del Hidrógeno de Cataluña con 30 proyectos identificados, y el Corredor Vasco del Hidrógeno con una inversión prevista de 1.300 millones de euros hasta 2026.

La Hoja de Ruta del Hidrógeno en Colombia, donde Promigas y Ecopetrol ya hacen apuestas, aunque la producción y adaptación de los sectores económicos para su uso, requerirán grandes inversiones destinadas al desarrollo de tecnología y la creación de infraestructuras, no puede desconocer que el país cuenta con reservas de petróleo, gas natural y carbón, suficientes para acercarse a la autosuficiencia en combustibles. No obstante, estas materias primas podrían utilizarse para la producción de hidrógeno azul a partir del almacenamiento y/o utilización del CO2 generado.

Respecto a nuestro arco energético, si bien las reservas de gas y petróleo no alcanzan para una década, al estar comprometida la seguridad energética, la pregunta debe ser qué hacer con las reservas probadas de carbón duro y de alta calidad que superan 6.648 millones de toneladas: si exportarlas o convertirlas en hidrógeno azul. Esto para complementar el arco energético, aprovechando para el efecto una oferta hídrica equivalente al 5% del patrimonio hídrico mundial, del cual el país obtiene el 70% de la generación eléctrica, aunque con problemas para su distribución y gestión.

Pero si de exportar hidrógeno verde se trata, Colombia con una posición geoestratégica que le permite situarse como nodo de comercio marítimo y exportador, para posicionarse en este mercado sabiendo que cuenta con un tejido empresarial dinámico y emprendedor con amplia experiencia en la industria minera, y de producción, transformación y transporte de petróleo y gas, deberá atraer fondos financieros nacionales e internacionales para aprovechar sus excelentes ventajas culturales y recursos naturales, al competir con otros países en el futuro mercado del hidrógeno de bajas emisiones.