Transición a las patadas

Transición a las patadas

l mensaje del presidente Gustavo Petro, consistente en que el país debe hacer una transición energética hacia la búsqueda de fuentes de energía limpias, es responsable con la humanidad y el futuro del planeta. Sin embrago, como él mismo lo manifestó, la misma debe hacerse de una manera gradual y responsable con las necesidades actuales de la población y en especial con las finanzas públicas, dado que hoy el sector extractivo es una de las principales fuentes de financiamiento con las que cuenta el país para financiar gran número de programas sociales. No podemos sacrificar el bienestar de hoy por la esperanza de un mejor mañana. El otro mensaje claro que dio el presidente durante toda su campaña, fue el respeto por la seguridad y estabilidad jurídica.

Preocupa entonces ver cómo a través de la propuesta de reforma tributaria recién radicada se está pretendiendo acabar con el sector extractivo a las patadas, toda vez que, tal y como lo anunció el ministro Ocampo, del sector extractivo, se pretende recaudar algo más de 7 billones de pesos, la cuarta parte de la reforma de manera directa, sin contar el efecto de las medidas generales que también impactan a ese sector.

En efecto, lo más preocupante es la forma en la cual se pretende efectuar dicho recaudo, teniendo en cuenta que se pretende crear una distorsión al esquema tributario, el cual, de por si bastante complejo, al desconocer como un costo o un gasto el monto de las regalías que se pagan al Estado por la extracción de los recursos naturales, en la declaración de ingresos que generan la base para liquidar el impuesto de renta. Es decir, que no puedan deducir ese pago efectuado a la Nación de la base para liquidar el impuesto de renta, cuando es la misma Carta Política la que indica que por la explotación de estos recursos se crea una contraprestación a favor del Estado llamada regalía. Desconocer que el pago de la regalía está directamente relacionado con la actividad extractiva es querer tapar el sol con las manos.   

En el caso de Ecopetrol, la no deducibilidad de regalías para la Nación resulta casi neutra puesto que al final los ingresos se derivan o de los impuestos pagados por la empresa o de la utilidad que le transfiere la misma a la Nación por su participación mayoritaria. Sin embargo, para los inversionistas si se va a ver un golpe en sus utilidades puesto que el mayor pago de renta disminuye sus dividendos que, por cierto, se verán golpeados fuertemente al momento de la declaración de renta pues los mismos harán base completa para el pago y no tributarán al 10% como ocurre en la actualidad.

Las empresas privadas de este sector sí verán seriamente afectada su viabilidad financiera por el hecho de no poder deducir el costo o gasto que implica pagar las regalías del impuesto de renta. Esto puede hacer que muchos proyectos dejen de ser viables por perder su rentabilidad, pero sobre todas las cosas afectar las perspectivas de inversión que el país requiere para mantener su autosuficiencia energética, que viendo todo lo que ha pasado con la guerra de Ucrania, hoy es un activo cada vez más estratégico.

Ni hablar de la idea gravar las exportaciones, que de acuerdo con la información con que se cuenta, sólo 12 países ejemplares lo imponen, siendo el caso mas emblemático el de Argentina que, como todos saben, no es un ejemplo de buen manejo de la economía y finanzas públicas, siendo esta circunstancia una de las principales causas de su debacle. Adicionalmente, este impuesto afectará sin lugar a duda el mercado nacional pues generará unas distorsiones absolutas que terminarán desincentivando la producción y socavando los recursos que tanto requiere la Nación.

¿Porqué inventar fórmulas mágicas cuando el agua tibia ya se tiene?, basta con mirar la misma propuesta de reforma para entender que si se quieren obtener mayores recursos de este sector sin socavar el sistema tributario y sin alterar de mayor forma la competitividad de las empresas y del mercado frente a los competidores naturales, podría pensarse en la creación de una sobretasa de renta como la que se quiere dejar permanente para el sector financiero, la cual resulta más transparente y recae sobre lo que realmente se debe tributar que es la utilidad y, no sobre el ingreso como lo pretende la reforma, desconociendo el concepto de los costos y gastos de las empresas. No se debe acabar el sector extractivo por la puerta de atrás haciendo inviable su actividad, se les puede pedir que contribuyan con un poco más de sus utilidades con el fin de procurar el bienestar general.